La lógica del universo está fuera de los convencionalismos del hombre. Es un laberinto que escapa a nuestro propio tiempo. Lejos, en las estrellas. En nuestro pequeño mundo ocurren muchas cosas malas, pero nunca nada es completamente malo y es una difícil paradoja.
Hay crisis. Pero no economica, sino de conciencia. Hay que empezar a producir para la felicidad del individuo y no para el consumo. Muchas personas se ven perdidas como vagabundos sin techo. Saltar , correr , madrugar , comer , beber ... ¿para que? ¿Para sobrevivir o para vivir? El exceso siempre lleva a los vicios malsanos y al desgaste. A acabar siendo vagabundos, y peor, a ser unos yonkis de una sociedad enferma.
Para sanar primero debemos de aprender a vivir. Aprender de los niños, de su curiosidad, de su deseo por ser feliz, de su pureza. Siempre activos, siempre en movimiento, pero no para consumir sin sentido, sino para consumir y hacerse grandes, sanos y fuertes. Su deseo de unión siempre latente, su productividad innata.
Somos dueños de nuestro propio modo de ver el mundo y mientras surja el deseo del cambio podremos crear un paraiso en la tierra.
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